Hay que tomar la posición de una ametralladora en el tope de un cerro, que protege una instalación de antenas de RADAR a medio destruir. Los atacantes en ciernes, integrantes de un equipo especial de rescate, se despojan del equipo pesado y atacan en diferentes direcciones.
Es una escena de una famosa película estadunidense que refleja a la perfección el equipo del soldado durante la Segunda Guerra Mundial. Es el soldado moderno.
La lucha cambió para siempre hace 100 años
Como hemos visto en las entradas anteriores, tradicionalmente las batallas entre ejércitos se llevaban a cabo de día y no solían llevar más de unas horas. Todo eso cambió, durante la Primera Guerra Mundial.
Y como ya lo platicamos antes acá, al inicio de la Gran Guerra, soldados franceses iban equipados con pantalones rojos y camisolas o guerreras azul brillante, lo que les hizo un blanco imperdible para las ametralladoras imperiales alemanas.
Esto ocasionó monstruosas bajas para el ejército francés durante el primer mes de la Gran Guerra. En consecuencia, sus uniformes fueron urgentemente modificados.
Las batallas dejaron de durar horas, durante el día, para comenzar a pelearse durante semanas y hasta meses en una sola batalla. La batalla de Verdún duró 303 días. Día y noche.
El equipo estándar del soldado moderno
Atrás quedaron los colores brillantes en el campo de batalla. Ya no había necesidad de acercarse a unos cuantos metros del enemigo para poder atacar: la artillería comenzó a tener alcance de cientos y hasta miles de metros.
Por otro lado, los rifles de los soldados comenzaron a tener rangos efectivos de tiro con los que Napoleón Bonaparte solamente soñó.
Por estas razones, fue necesario equipar de manera distinta a los soldados en las trincheras:
Cascos de acero, uniformes en colores que asemejasen el terreno en el que se combatía, botas para proteger los pies de la podredumbre y suciedad del terreno y las trincheras anegadas, granadas, rifles, pistolas, bayonetas. Aquí te mostramos algunos ejemplos del equipo utilizado.
En la Gran Guerra los ejércitos se movían a pie
Aunque la industrialización de la guerra hizo mucho más fácil la matanza, los ejércitos a principios del siglo XX todavía se movían a la velocidad que podía caminar una persona.
Los soldados cargaban en sus costales o mochilas de campaña todo lo necesario para su supervivencia: raciones de comida, herramientas, cantimploras, una lona con cual cubrirse como si fuera un poncho (y que podía unirse a otras para crear tiendas); además de ropa extra, enceres personales y papel y lápiz.
Este equipo, era complementado con las fornituras que en algunos países estaban fabricadas en cuero, y en otras, como en el ejército británico, con telas de alta calidad. En ellas, llevaban bolsillos especiales para guardar munición, su bayoneta, su pala y una funda para una pistola.
Y entonces, llegó la motorización
Para el fatídico año de 1939, cuando la Wehrmacht se lanzó a la conquista de Europa, los estrategas germanos idearon un estilo de guerra nuevo: Blitzkrieg.
La “guerra relámpago” es un tipo de guerra ofensiva donde los ataques se focalizan en puntos específicos del frente enemigo con poderosas unidades de punta de lanza, altamente maniobrables y motorizadas: los Panzer. Además, se apoyan con aviones de ataque a tierra y amplias formaciones de artillería.
La infantería pasó a un segundo lugar en importancia. La tarea del soldado de a pie, durante buena parte de la guerra, era consolidar las ganancias obtenidas por las unidades blindadas y motorizadas.
Respecto al soldado de la Gran Guerra, el equipo de la Segunda Guerra Mundial no varió tanto.
De esta manera, los solados llevaban consigo cascos, uniforme (que comenzó a utilizar elementos de camuflaje), botas (o zapatos con polainas), fornituras, bolsas para la munición, granadas, bayonetas, palas, cantimploras, máscara antigás, lona/poncho, raciones de comida, kit de limpieza personal, ropa extra, kit de primeros auxilios, y elementos personales de cada soldado, entre otras cosas.
Un soldado estadunidense promedio, en el desembarco de Normandía, podía llevar alrededor de 35 kilogramos de equipo con él.
La mayor innovación dentro del equipo durante este periodo, fue la introducción de cargadores o clips para las municiones:
En vez que tener que cargar una por una las balas en la recámara de los rifles, los soldados podían usar desde clips de 8 para el rifle M1 Garand estadunidense, hasta aproximadamente 80 de la PPSh-41 soviética.
Y ya no hubo que caminar al campo de batalla
Si bien durante la Gran Guerra en la defensa de las cercanías de París se utilizaron camiones y automóviles civiles para el transporte de tropas, esto fue una excepción en esa conflagración.
En la Segunda Guerra Mundial los ejércitos dependían del combustible, porque sus integrantes se movían a grandes velocidades. Los camiones motorizaron a las tropas y vehículos blindados de ataque, como los tanques lideraban los ataques.
También se crearon muchos tipos de vehículos de transporte de tropas, desde motocicletas, camiones y vehículos anfibios. Se comenzó a superar la fragilidad de la carne humana en el combate con la llegada de la mecanización.
Todo cambia, nada permanece
Después del final de la Segunda Guerra Mundial, aunque se vislumbraba un futuro sin conflictos armados, este sueño pronto se vio empañado con el advenimiento de la Guerra Fría y el enfrentamiento indirecto de los Estados Unidos contra la Unión Soviética.
Al final de ese periodo, con la llegada de las “armas inteligentes” que vieron su amanecer en la Operación “Tormenta del Desierto”, el equipo del soldado contemporáneo tuvo que cambiar nuevamente.
De eso, hablaremos en nuestra próxima entrada.
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