La tregua de navidad

Día de navidad de 1914. Francia. La mañana es fría y hay neblina. Estás en tu trinchera, leyendo una carta que te llegó de casa. Entonces, miras que uno de tus compañeros levanta la cabeza por encima del parapeto. Y sonríe. Sube a la tierra de nadie y comienzas a escuchar gritos… animados. La curiosidad te gana y observas cómo alemanes y británicos se están enfrentando: en un juego improvisado de futbol. Es la tregua de navidad.

Dominio público

 

“La guerra terminará pronto” dijeron

Cuando la Gran Guerra comenzó, los oficiales le decían a los voluntarios: “regresarás a casa antes de que caigan las primeras hojas de los árboles con el otoño” o “la guerra no durará hasta navidad”. Desgraciadamente, eso no fue así.

Al tiempo que los soldados se percataron que deberían pasar el invierno en las miserables condiciones de las trincheras, la moral se esfumó.

Los soldados profesionales habían muerto hace meses y los que quedaban, habían sido heridos y reemplazados por conscriptos que apenas hace unas semanas, cuando mucho meses, habían sido civiles normales. Y ellos no querían estar ahí en esas condiciones infernales.

 

 

Trinchera Británica en el río Somme, en 1916. Fotografía de John Warwick Brooke.

Infierno en la tierra

Debían convivir a diario con los parásitos, las ratas, los mosquitos, las garrapatas y los piojos. Además, el olor a muerte era omnipresente. Las lluvias otoñales habían convertido las trincheras en hoyos llenos de lodo y barro, lo que propiciaba la insalubridad rampante; lo que a su vez permitió que muchos soldados enfermasen al soportar esas condiciones infrahumanas.

Además, los altos mandos de ambos lados pretendían mantener a la infantería en activo y evitar el aletargamiento de las tropas, mandándolos a patrullas nocturnas, ordenando ataques limitados, mantener la vigilancia 24/7 de los parapetos enemigos y ordenar estar al pendiente para no desaprovechar un buen tiro. Pero estas “ideas”, únicamente exponían más al peligro a sus propios soldados.

 

La semilla de la paz

La miseria rampante en las trincheras, propició que poco a poco, en varios sectores del frente occidental, comenzaran a suceder pequeñas treguas limitadas, no oficiales, entre británicos y alemanes.

Se acordaba permitir la salida de los infantes a la tierra de nadie para recuperar a los heridos y los cuerpos de los muertos para darles sepultura. Un ejemplo de esto, fue la ofensiva ordenada en la región de Champaña.

Al llenarse nuevamente la tierra de nadie de cuerpos inertes, los alemanes comenzaron a salir de sus trincheras con las manos al aire, para rescatar a sus muertos y heridos. Los británicos accedieron e hicieron lo mismo. Y de pronto, los enemigos estaban fuera en la tierra de nadie, platicando y compartiendo cigarros con el enemigo.

Incluso, hubo casos de alemanes llevaron a soldados británicos heridos de regreso a sus trincheras. A los germanos no solamente no se les disparó, sino que se les dio las gracias por su acto desinteresado.

 

Nochebuena y navidad llegaron

En la mañana del 24 de diciembre, llegaron los dulces, chocolates y regalos para ambos bandos. También llegaron muchas cartas escritas desde casa, lo que propició que si bien la moral subió, también creció la nostalgia por regresar al hogar.

En algunos sectores del frente, las trincheras enemigas estaban separadas por no más de cincuenta y hasta unos doscientos metros las unas de las otras, por lo cual, lo que se conversaba o gritaba en una trinchera, era escuchado en la otra.

Ese día, algunos oficiales de ambos bandos acordaron un posible alto al fuego durante el día de navidad; así que las tropas decoraron sus propias trincheras y comenzaron a escucharse villancicos en alemán e inglés. Para la media noche, reinaba el silencio.

Al subir el sol la mañana siguiente, los hombres en vez de escuchar los cerrojazos acostumbrados de las armas preparándose para ser disparadas, escucharon cantos de aves.

Comenzaron a volar cajas con dulces y regalos de una trinchera a otra. Y los soldados de ambos bandos, se empezaron a asomar por los parapetos. Y luego subieron a la tierra de nadie. Los soldados que lo hacían, lo hacían dejando sus armas en sus trincheras. Nadie tenía la intención de dispararle a nadie más.

 

Dominio público

Las condiciones de la tregua no oficial

Hubo lugares donde sí se acordó una tregua improvisada, y en esos sectores se acordó que nadie dispararía, a menos de que les dispararan primero. Nadie dispararía un arma con la intención de matar. Los bombardeos de artillería no contaban, porque los oficiales del frente no tenían control sobre las baterías que a veces estaban a kilómetros de las líneas de frente.

Si se recibían órdenes de abrir fuego, los primeros tres tiros serían hechos al aire, para dar tiempo al enemigo de que tomase refugio. Si se recibía la orden de gastar cierta cantidad de munición, las ametralladoras la gastarían por la noche, en un sector lejos de la trinchera del enemigo. No se debía reparar el alambre de púas ni mejorar las trincheras de ninguna manera, en ese día.

Todo esto, se acordó de palabra, otorgando los hombres su confianza a su contrincante.

 

El famoso partido de futbol

Se comenzaron a estrechar las manos. Grupos de británicos conversaban con alemanes y compartían cigarros. Se daban regalos. Por algunas horas, en esos sectores prevaleció la paz. Los enemigos reconocieron que el otro, es tan humano como él mismo.

El acontecimiento más famoso dentro de la tregua de navidad, es el improvisado partido de futbol en la tierra de nadie. Aunque las versiones varían mucho, todas ellas hablan de emoción y compañerismo.

Al caer la noche, los hombres estrecharon nuevamente sus manos y regresaron a sus trincheras respectivas.

 

Una cruz cerca del poblado de Yprés, Bélgica, conmemora uno de los lugares donde tuvo lugar la tregua de navidad. Dominio Público.

Las consecuencias

La tregua no fue oficial, ni general. Cuando llegó a los oídos de los altos mandos de ambas partes, los generales estaban furiosos y dieron órdenes para detenerla de inmediato. Fraternizar con el enemigo, es traición a la patria, dijeron.

Las unidades que participaron en la tregua fueron rotadas del frente y sus oficiales amenazados con cortes marciales.

La noticia llegó a los periódicos de ambos bandos, pero la censura de guerra pronto acalló las voces que hablaban de ella. Este hecho, la tregua de navidad, se convirtió en tabú. En la historia oficial de ambos lados negó que hubiese existido. Sin embargo, se supo por todos aquellos que la vivieron y lograron sobrevivir la guerra.

 

¿Tú que piensas? Déjanos tus comentarios. Y de parte de todo el equipo de Special Tactics deseamos que esta temporada pasen las fiestas con paz y mucha alegría; deseando prosperidad para el año que viene.

 

 

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