Del caballero en armadura al arcabuz

Un joven en reluciente armadura aparece en el horizonte. Va montado en su impresionante corcel, listo para cargar en contra de los enemigos de su señor. Era el caballero medieval.

Como vimos en nuestra entrada anterior, las guerras de la antigüedad eran libradas en su mayoría por ejércitos de soldados a pie, que funcionaban como máquinas militares muy bien aceitadas.

Sin embargo, con el paso del tiempo, los problemas políticos, religiosos, demográficos y hasta de salud modificaron las relaciones de Roma con sus vecinos.

Reconstrucción de caballeros y caballos con armadura. Museo Metropolitano de Arte, Nueva York, EEUU. Licencia: CC BY-SA 2.5, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=365569

La edad media

El saqueo de la ciudad de Roma a manos del rey Alarico el Godo, en el año 410 d.C. marca el inicio de mil años que serían conocidos como la edad oscura o edad media.

En la edad media, los ejércitos bárbaros se dedicaron  a atacar las dependencias del imperio romano, provocando su caída y el nacimiento de los reinos europeos que serían los predecesores de los Estados Nación modernos.

Durante buena parte de la edad media el equipo de los guerreros fue evolucionando desde las armas y protecciones que los romanos estandarizaron para sus ejércitos, que luego los pueblos bárbaros adoptaron como propios.

Los más famosos en nuestro imaginario son los caballeros católicos occidentales, con armaduras relucientes y cubiertos de pies a cabeza por acero.

 

The Accolade, Edmund Leighton, 1901. Se observa al caballero en cota de malla y un yelmo a un lado. Dominio Público.

Esto no era para todos

Cierto, había poderosos caballeros en armadura, que eran soldados profesionales al servicio de algún señor o alguna orden monástica militar, como los templarios, los hospitalarios o la orden teutónica.

Sin embargo, aunque son los que permanecen en la memoria colectiva, los caballeros en armadura eran más o menos raros.

Para el guerrero común, protecciones comunes… o ninguna

Así pues, durante la edad media europea los grupos de élite de los caballeros eran precedidos en batalla por hordas de levas, gente común levantada en armas por sus amos.

Debemos recordar que en el aquel entonces, el sistema feudal obligaba a las personas comunes a servir a los dueños de las tierras que habitaban, ya sea trabajando la tierra, sus industrias y también como carne de cañón para la guerra.

Entonces, las levas solían estar mal equipados y mal armados, únicamente con corazas mínimas sobre sus pechos y algún casco, llamado yelmo, que normalmente pasaba de generación en generación.

Para convertirse en un caballero en armadura, se debía ser rico, más o menos como los hoplitas griegos.

 

Jan Matejko: Battle of Grunwald. 1878. Caballeros Polacos y Lituanos enfrentándose contra los caballeros de la orden teutónica en la primera batalla de Tannenberg (Grunwald). Dominio Público.

Los estilos de los caballeros

Los caballeros cubiertos de acero que conocemos, correspondían a los guerreros católicos de élite. Dependiendo de la época, podían llevar un casco cerrado, cotas de malla sobre el cuerpo y una coraza más fuerte en el pecho.

También con el tiempo se forraron por completo con placas de acero, desde la cabeza hasta los pies.

Sin embargo, en Europa oriental llevaban un equipo distinto. En vez de las placas de acero por todo el cuerpo, los cristianos ortodoxos se vestían con “escamas”.

La lórica segmentata de los romanos respondía a este principio, pequeñas placas de metal entrelazadas para crear armaduras flexibles.

Los herederos directos de esto, fueron los pueblos del Imperio Romano de Oriente y los eslavos desde la actual Polonia a los confines de Rusia.

En medio oriente, los caballeros islámicos solían estar protegidos por armaduras más ligeras que sus antagonistas europeos, el estilo de pelea de los musulmanes solía ser más rápido que el de los católicos, además de que su estilo respondía también a los paisajes y temperaturas a las que debían luchar en las áridas tierras del medio oriente, Persia y el Cáucaso.

 

Saladino Victorioso. El más famoso de los caballeros islámicos, Ṣalāḥ ad-Dīn Yūsuf ibn Ayyūb. Gustave Doré. S. XIX.

Entonces, la pólvora llegó

La pólvora vino a revolucionar la guerra para siempre. Por primera vez, se tenía un arma relativamente fácil de usar que podían utilizar tropas que no hubiesen practicado toda su vida con ellas.

Los chinos descubrieron la pólvora el algún momento del siglo IX de nuestra era. Así, los chinos desarrollaron senda cantidad de armas, lanzas de fuego, granadas, cañones, lanzallamas; armas con las que combatieron a los mongoles en el siglo XIII.

Cuando los mongoles conquistaron y absorbieron China y se fundó la dinastía Yuan, con todos sus conocimientos culturales y bélicos. Con armas de pólvora, los mongoles combatieron a los musulmanes y a los imperios de la India.

Las armas de fuego llegaron a Europa vía los musulmanes de la península ibérica y los bizantinos.

Si bien un proyectil metálico impulsado por la deflagración de pólvora tiene un efecto devastador sobre el cuerpo humano, las primeras armas de fuego eran tan letales como imprecisas.

 

Jenízaros. Guerreros de élite al servicio del sultán de Turquía. Richard Knötel 1890s. Dominio Público.

La conquista de Constantinopla y el cambio del equipo del guerrero

Las hasta entonces inexpugnables murallas de Constantinopla habían sobrevivido innumerables asedios, hasta que el 29 de mayo de 1453 la capital imperial bizantina cayó en manos de los turcos otomanos de Mehmed II, marcando así el final de la edad media europea y el ascenso definitivo de las armas de fuego.

De esta manera, cincuenta años después, los castellanos explorando las costas del Anáhuac, hoy conocido como continente americano, ya venían armados con mosquetes rudimentarios, arcabuces y pistolas de un solo tiro.

Aunque algunos castellanos como Hernán Cortés tenían armaduras completas, la mayoría de sus soldados vestían la indumentaria de los tercios: camisas, jubones, calzones y zapatos comprados con su propio dinero. Dependiendo de su posición, los alabarderos podían llevar armadura desde la cabeza hasta la cintura, los capitanes llevaban únicamente el peto y los arcabuceros podían llevar algún tipo de coraza o no.

 

Rocroi, el último tercio. Augusto Ferrer-Dalmau. 2011. Licencia: This file is licensed under the Creative Commons Attribution-Share Alike 3.0 Unported license.

Con el tiempo, la armadura cayó en el olvido

Conforme fue quedando demostrado que el elevado costo de las armaduras y su relativa fragilidad (cuando eran realizadas con acero deficiente) no hacían gran diferencia en el campo de batalla para conservar la vida de su portador, fueron quedando en el olvido.

Para las batallas de la guerra de los treinta años, llevada a cabo principalmente dentro de Sacro Imperio Romano Germano, entre 1618 y 1648, los ejércitos ya no iban ataviados con protecciones de metal. La movilidad y los vistosos uniformes militares comenzaron a ser la norma, desde esta época y hasta la Gran Guerra.

De todo esto, hablaremos en nuestra próxima entrada.

Para conocer cómo fue que los franceses se lanzaron al campo de batalla de 1914 en uniformes rojos y azules, da click aquí.

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