Haz un refugio del que estés orgulloso, en este artículo te platico por qué los postes para acampar deben de estar entre tus herramientas para tus aventuras épicas al Aire Libre. Te platico los tipos que existen y tres maneras de utilizarlos.
Carrera contra la lluvia
La tarde está nublada, el ambiente se siente húmedo y sofocado. Las cigarras no paran de cantar. Estamos en un claro grande y plano pero, más importante aún, está elevado. Aquí vamos a levantar el campamento.
El bosque se recuperó bien después de la sequía. Todos los árboles que he visto están verdes y frondosos. Un sonoro trueno nos recuerda que el momento para contemplar viene después.
Tomo mi saco donde guardo la lona y los postes armables de la caja de la camioneta. Hay que poner un techo de media agua o apendre pero el espacio entre los arboles es muy grande.
Yo prefiero anclar mi línea a un árbol y alejarme lo suficiente con un poste. Porque cuando esperas fuertes vientos si levantas tu refugio directamente abajo de un árbol te puede lastimar una rama que se caiga de él.
¡No te cuelgues!
El claro forma un óvalo, y en uno de sus extremos encuentro un par de árboles de buen tamaño y con suficiente distancia entre ellos para tender una de mis cuerdas sin quedar directamente abajo de ellos.
De mi saco de cuerdas, tomo la más larga que tengo y la tiendo entre ellos. Su longitud es suficiente; pero aun después de tensarla, su propio peso forma una curva al centro.
Si tu línea cuelga, se reduce el espacio abajo de tu lona y es posible que no estés cómodo bajo su abrigo. Ten en cuenta que esto sucede aun si tu lona es ligera.
Para reducir o eliminar lo colgado de una línea muy larga corta la distancia con un poste. Un nudo ballestrinque te será de utilidad.
También puedes usar un poste pequeño con un calcetín o shemagh en su extremo para desde adentro levantar un poco tu apendre sin rasgar tu lona.
Si lo haces, recuerda que un cambio lleva a otro cambio. Observa la parte de atrás de tu refugio y elimina cualquier bolsa que se haya formado.
Que tu poste no se caiga.
El viento arrecia y huele a tierra mojada. En una de las dos lonas para “pasar el rato”, el poste que usamos para levantar la lona lejos del árbol se mueve de lado a lado perpendicularmente a la dirección de la cuerda.
El sonido de la lluvia golpeando las hojas de los árboles nos avisa que es momento de tomar nuestros lugares bajo las lonas.
Sentado en mi silla me dispongo a disfrutar del momento cuando siento una fuerte ráfaga y todo se vuelve negro ¡El poste se cayó!
Si la distancia es mucha o el poste es muy alto, es posible que se mueva. Si esto sucede tendrás que asegurarlo.
Te remiendo que corras otra cuerda perpendicular a la primera. Sujeta con fuerza la parte de arriba de tu poste, y ánclalo a ambos lados formando un triángulo.
Si temes que el viento será muy fuerte, deja una buena separación del piso en el extremo de la lona que está más cercano al suelo.
Recuerda que todas tus líneas deben de estar bien tensas.
¿Hechos o en casa?
Como muchas cosas en el campismo, puedes comprar tus postes hechos o hacerlos tú mismo.
Si eliges comprar, vas a encontrar una gran variedad de postes armables pero ten en mente que entre más fuertes y ligeros vas a pagar más.
Los más habilidosos estarán tentados a usar sus herramientas para hacer los suyos, probablemente de PVC o aluminio. Pero si no quieres cargar hazlos con ramas de árbol; si este es el caso, procura que no sean más gruesas que tu muñeca.
Acampar en verano recompensa al que planea con tiempo; luciernagas, café caliente y lluvia fresca, desde la comodidad de tu refugio pero ¿Conoces los cuatro hábitos poderosos que tienen los maestros del campismo?