Iraq parte 2: Los golpes de Estado

El vendaval no cesa. El ruido de las arenas del desierto ahoga los gritos de desesperación y los disparos de arma de fuego, en uno de los tantos golpes de Estado que tuvieron lugar en la nación de los ríos Tigris y Éufrates. Son las revoluciones en Iraq.

 

Como lo vimos en nuestra entrada anterior,  la turbulenta historia de Iraq convirtió a esta relativamente pequeña nación en un foco de inestabilidad en oriente medio. Y sus movimientos políticos, militares y sociales, tendrían efectos en todo el mundo hasta nuestros días.

 

La Federación Árabe

El flamante presidente egipcio Gamal Abdel Nasser, proponía una visión de panarabismo libre de intervención extranjera, sobre todo de influencia europea, con ideas antimonarquistas, socialistas y de reforma agraria.

Como respuesta a la creación de la República Árabe Unida formada por Egipto y Siria, el rey iraquí Faisal II se acercó a su primo, el rey Hussein de Jordania.

Esto lo hizo, para crear un Estado Federado para hacer frente a las presiones políticas y militares que representaba la República Árabe Unida de Nasser.

Así, a principios de 1958 se creó la Federación Árabe, en una unión entre Iraq y Jordania respecto a su política exterior, pero conservando cada corona su poder al interior de sus antiguos reinos.

Las tensiones entre la República Árabe Unida y la Federación Árabe degeneraron en la movilización de tropas. Sin embargo, apenas unos seis meses después de la creación de la Federación, y aprovechando la movilización ordenada por el rey Faisal II, el general brigadier Abd al-Karim Qasim tomó Bagdad el 14 de julio de 1958, arrestando y ejecutando a la familia real y a otros altos funcionarios del gobierno.

De esta manera, se proclamó la Primera República Iraquí, terminando con la Federación Árabe.

 

La Primera República Iraquí

Desde el inicio, la naciente república tuvo objetivos territoriales contras sus vecinos del norte y del sur: Al norte, reclamaban la región del Kurdistán turco e iraní, mientras que al sur reclamaban Kuwait, en aquel entonces una posesión de los británicos hasta su independencia en 1961.

Durante 1959, el nuevo gobierno revolucionario de Iraq fue visto por los EEUU como una amenaza en la región. Tal visión no haría sino exacerbarse por la retirada de Iraq del Pacto de Bagdad y la entrada en varios tratados con países socialistas y la “diabólica” Unión Soviética.

Ese mismo año, hubo un levantamiento armado en la ciudad de Mosul, liderada por nacionalistas opuestos a Abd al-Karim Qasim. Sin embargo, aunque los rebeldes fueron apoyados desde el exterior por la República Árabe Unida de Nasser, éstos fueron aplastados por el gobierno, con ayuda de los comunistas, tribus kurdas y tropas leales al gobierno.

 

El turbulento 1963

Que el gobierno de la Primera República se apoyase en los comunistas para controlar rebeliones, fue visto con temor por el Partido Socialista de Iraq Ba’ath, un partido nacionalista sin afiliación ideológica cierta.

De esta manera, en febrero de 1963 el partido Ba’ath lideró un golpe de estado en contra de Abd al-Karim Qasim, quien fue ejecutado. En julio de ese mismo año, los comunistas y personas leales a Qasim intentaron tomar la base del ejército Ar-Rashid. Este intento fracasó.

En noviembre, hubo un nuevo intento de golpe de Estado, esta vez, liderado por facciones pro Nasseristas dentro del partido Ba’ath. El partido fue prohibido y el presidente Abdul Salam Arif se vio obligado a disolver el gabinete, nombrar uno nuevo, con miras a un acercamiento hacia el Egipto de Gamel Abdel Nasser.

Luego, el país vivió un pequeño periodo de relativa calma, hasta la muerte del presidente Abdul Salam Arif, quien fue sucedido por su hermano Abdul Raman Arif.

El nuevo gobierno dio un giro en su política exterior, volcándose hacia los Estados Unidos. Tal golpe de timón, irritó a amplios sectores del ejército, quienes lo vieron como una afrenta a los ideales de la revolución.

El 17 de julio de 1968, se dio un nuevo golpe de Estado, liderado por el ejército, siendo nombrado como líder de la nueva revolución el líder del hasta entonces prohibido partido Ba’ath, Ahmed Hassan al-Bakr, naciendo entonces la segunda república, también conocida como la República Iraquí Ba’ahtista.

 

Un golpe de Estado “civilizado”

El partido Ba’ath tomó el poder de una manera rápida, efectiva y sin derramamiento de sangre. Ese 17 de julio, unidades del ejército leales al partido y civiles tomaron varios edificios militares y del gobierno civil, así como estaciones eléctricas, de radio, puentes y otros lugares estratégicos.

El presidente Abdul Raman Arif fue notificado por el líder de los rebeldes, Ahmed Hassan al-Bakr, que se encontraba aislado en el palacio presidencial. Luego de sondear el apoyo que tenía dentro de las fuerzas armadas, que era básicamente nulo, Arif le comunicó a al-Bakr sus intenciones de dimitir a su puesto de presidente.

Entonces, el presidente derrocado fue puesto, junto con algunos miembros de su familia y gobierno en el primer avión hacia Londres en el Reino Unido. La toma de poder se realizó sin detonar un solo disparo.

Sin embargo, no fue una revolución con guantes de seda. El partido Ba’ath recibió apoyo de sectores del ejército y la Guardia Republicana, que no eran parte de su agrupación política.

Para consolidarse en el poder, el Ba’ath tendría que apoyarse en el enemigo favorito de los EEUU post guerra fría: Saddam Hussein. De él hablaremos en nuestra próxima entrada.

 

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1 thought on “Iraq parte 2: Los golpes de Estado”

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