Te encuentras en la selva del sudeste de Asia. Estás equipado con el arma más avanzada que ha desarrollado tu país, el M-16. Te sientes confiado. Pero llueve, hace calor, estás en uno de los climas más húmedos de todo el planeta.
Cierto día muy tarde por la noche —o muy temprano por la mañana— comienza a llover plomo sobre tu posición. ¡Los norvietnamitas atacan! Mientras el enemigo taladra tus posiciones defensivas, tú intentas repeler la agresión con tu rifle nuevecito de paquete. Y no dispara. ¡Se encasquilló! Pero no temas, uno de tus compañeros te pasa otro rifle, y este sí dispara.
La batalla dura unos cuantos minutos, pero tú has sentido que han pasado horas. A tu alrededor, hay enemigos muertos y cientos de casquillos percutidos. Tú solo, disparaste casi 300 veces: usaste casi diez cargadores completos.
El fiel caballo de batalla de la infantería, es el rifle de asalto.
Las lecciones de las Guerras Mundiales
Durante la Gran Guerra, como lo vimos desde acá, hubo muchas innovaciones en la tecnología de la guerra: Se inventaron los tanques, se usaron aviones, el poder de la artillería creció enormemente, se idearon armas de destrucción masiva, como el gas venenoso.
Sin embargo, si bien los rifles de repetición luego dieron paso a los fusiles, estas armas tenían serias limitaciones, todavía, para las nuevas técnicas y tácticas de guerra.
Las limitaciones de las armas de infantería, provocaron el estancamiento del frente occidental durante la gran guerra, y la Operación Michael de la Alemania Imperial, demostró que si bien la infantería seguiría siendo la dueña del campo de batalla, necesitaba un mayor y mejor poder de fuego.
Es así como, en el periodo de entreguerras, apareció el subfusil: Un arma lo suficientemente pequeña para ser cargada por una sola persona, con muchas balas y diseñada para el combate a poca distancia.
De esta manera, tendríamos en el campo de batalla coexistiendo a dos tipos de armas para dos estilos diferentes de lucha:
Los fusiles semiautomáticos, de los que ya platicamos acá, con poder de fuego importante aunque de más lenta cadencia más bien baja, de largo alcance. En este grupo tenemos los fusiles semiautomáticos como el mexicanísimo Fusil Mondragón, el M1 Garand estadunidense o el SVT40 soviético.
Los subfusiles, con capacidad de disparar más balas en menos tiempo, aunque su alcance era mucho más limitado. En este grupo están los famosísimos Thompson estadunidenses, el MP40 Alemán y la PPSH41 soviética.
Los nazis lo comprendieron antes
Las conquistas realizadas por el ejército alemán durante la Segunda Guerra Mundial, les dieron importantes lecciones. Necesitaban armas que le dieran superioridad al campo de batalla por su poder, su cadencia, alcance y precisión de fuego.
Crearon una complicada pero robusta arma, el Sturmgewehr 44, que literalmente significa, “Arma de asalto”. Lograron producir alrededor de cuatrocientas mil unidades, lo que no logró detener la caída del Reich. Pero se volvieron preciados trofeos para todos los ejércitos aliados, volviéndose armas de uso común en las Hungría, Checoslovaquia y Yugoslavia de la posguerra.
Sus características principales son:
- Ser un arma ligera.
- Tener selector de fuego, en semiautomático (tiro por tiro) o automático (ráfaga).
- Contar con cargadores, usualmente de treinta tiros.
- Tener un alcance letal efectivo de alrededor de 200 metros.
- Ser útil tanto en combare cercano como en combate de largo alcance.
A los soviéticos les encantó el concepto
Un joven inventor de Siberia, llamado Mijaíl Kalashnikov, peleó en las filas del ejército rojo, sufriendo las penurias del frente de primera mano. Fue herido y una vez que salió del hospital, se le transfirió al Instituto de Aviación de Moscú, donde comenzó a desarrollar innovadoras armas donde aplicó sus experiencias ganadas durante la guerra.
En 1946, terminó un prototipo que sería aprobado y producido hasta el año siguiente, 1947. Tal fue el éxito de esta nueva arma, que sustituyó al SKS como rifle principal del Ejército Soviético en el año 1954; para luego convertirse en la espina dorsal del Pacto de Varsovia.
Sus principales características son su sencillez para producirlo, el bajo costo de sus materiales, su cadencia de tiro, poder de fuego y sobre todo, su gran fiabilidad y el mantenimiento mínimo requerido para que funcione correctamente.
Tarde pero sin sueño, llegaron los estadunidenses
Es espíritu innovador estadunidense, en este tema, operó en su contra. En su arsenal, después de la Segunda Guerra Mundial, tenían armas tan variadas como el M1 Garand, el subfusil Thompson elegantísimo y de caché para las películas de gangsters, o la ametralladora ligera BAR.
Sin embargo, la Thompson era útil solamente en corto alcance, el M1 podía ser utilizado con gran efectividad pero no tenía mucha cadencia de fuego debiendo recargarse con más regularidad, y el BAR simplemente era demasiado grande para lucha a corto alcance. Para intentar tener un “Jack of all trades”, el ejército norteamericano adoptó el Rifle semiautomático M14, del poderoso calibre 7,62×51.
De esta manera, el inventor Eugene Stoner desarrolló el AR-10. Dicha arma probó ser una innovación muy importante sobre el entonces rifle M14 que se encontraba en servicio en las filas norteamericanas, dado que si bien el mencionado funcionaba correctamente, su poder era tal que lo hacía difícil de controlar en fuego automático y en combate cercano.
Posteriormente, se desarrolló la variante AR-15, que básicamente se diferenciaba de su antecesor por los materiales de su construcción y el hecho de que la AR-10 fue desarrollada por la empresa Armalite en calibre 7,62×51, mientras que el AR-15 tenía el calibre 5,56.
Durante la guerra de Vietnam, los estadunidenses se resistieron a cambiar como rifle principal el M14 por el AR-15, aun cuando el AR-15 había demostrado ser superior al M14 y a los AK-47 que poseían sus enemigos. Finalmente, en 1963 fue adoptado el AR-15 y renombrado por el ejército norteamericano como M-16.
Al principio, mostró tener deficiencias importantes en el campo de batalla de Vietnam. Tenía una pequeña desventaja al ser los cargadores de solamente veinte tiros, contrarios a los treinta de los AK-47.
También presentaban problemas por lo delicado que resultó el mecanismo rotatorio de disparo, que al ensuciarse propiciaba que se encasquillara. Finalmente, hubo reportes que incluso el cortafuegos resultaba impráctico, porque solía atorarse en la vegetación de la selva.
Salvados los primeros problemas, el M-16 se convirtió en el caballo de batalla del ejército de los Estados Unidos, que con sendas mejoras, devendría en el M4, una versión más corta y mucho más tacticool.
Esos son unos cuantos, de muchos
Existen una gran cantidad de fusiles de asalto en el mundo, siendo los más importantes y mayormente utilizados las variantes del AK-47 soviético y el M-16 estadunidense, pero existen rifles como el HK G36 alemán, el SCAR belga, el FAMAS francés, el Galil israelí o el ARX italiano, por solamente nombrar algunos.
Si bien la tendencia es regresar a los subfusiles de calibres pequeños para los combates urbanos, no cabe duda que le rifle de asalto ha sido el dueño del campo de batalla desde el término de las Segunda Guerra Mundial, y no será hasta que se conciba algún otro tipo de arma nueva, que éste tendrá una muy importante presencia en el mundo militar.
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